Maneras de crear un antiheroe irresistible
- Mafiw
- 17 may 2020
- 6 Min. de lectura
El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad quien lo corrompe – Jean-Jacques Rousseau
En todo libro nos encontramos con el héroe, que es nuestro protagonista y el chico bueno, y con el villano, que es el antagonista y es nuestro chico malo.
Pero, ¿quién es el antihéroe? ¿Otra forma de llamar al antagonista o villano?
¡Claro que no! Y el hecho de que las personas lo confundan de esa manera es lo que hace que su definición no sea del todo clara.
Bueno, ¿y quién es?
Pues, un antihéroe vendría siendo un protagonista sin los atributos heroicos del mismo, como Deadpool (aunque debes saber que no siempre son protagonistas).
Es como nuestro “protagonista defectuoso”
Es un personaje principal, sí, ya que lo seguimos a lo largo de todo el libro. Pero sus acciones, pensamientos y valores están totalmente en contra de la norma. A veces carecen de compasión y suelen ser egoístas, dispuestos a tomar la ley en sus manos.
Él o ella están en esa pequeña línea que separa “ser un villano” de “ser un héroe”.
No son perfectos, y eso es algo que los hace reales, y todos podemos relacionarnos con ellos porque también tenemos dudas, somos imperfectos y hay incertidumbre en nuestras vidas.
Desarrollar a un buen antihéroe puede ser un poco complicado, ya que el escritor necesita plasmar elementos oscuros de una forma que sea atractiva y que le permita al lector comprender las acciones del personaje y desarrollar emociones e incluso compasión por ellos, a pesar de sus defectos. Gracias a que sus acciones pueden no ser moralmente aceptadas, puede que a tu lector no le guste o que llegue a odiarlo.
Y eso es malísimo si tu antihéroe es también tu protagonista.
Sin embargo, tenemos a nuestro favor que el personaje del héroe se ha vuelto algo predecible con el tiempo. Es bueno, lucha por el bien de todos, nunca puede ser derrotado, bla, bla, bla.
Los lectores necesitan algo más. Alguien que luzca bueno, pero pueda hacer cosas malas.
Y ahí es donde entra nuestro antihéroe, que puede resultar significativamente más intrigante.
Ellos aún tienen buenas intenciones, pero no es un modelo a seguir y la forma en la que llevan a cabo las cosas está en contra de las soluciones heroicas tradicionales. Pero el proceso no es tan simple como crear un personaje bueno y llenarlo de defectos, no.
Debes hacer que sea creíble y darles ese “algo” que los vuelva llamativos, además de crear la notable línea que los separa de un héroe y de un villano para que no haya malentendidos.
En resumen, las características de un antihéroe son:
Se centra en el bien propio, pero también se llega a preocupar por el bien común.
No posee límites morales cuando quiere algo.
No respeta la ley y usa medios ilícitos si los necesita, como cometer actos violentos extremos.
Es impulsado por la venganza la mayor parte de las veces.
Puede ser sexista y agresivo.
No es un modelo a seguir.
No siempre eligen el camino que consideramos correcto.
Tu antihéroe no debe llevar todos estos rasgos, pero esta lista puede ayudarte a crear una base. Ahora veremos algunas tácticas efectivas al momento de crear un buen antihéroe:
1. ¿Cuál es su razón de ser?
En la creación de los personajes, no sólo del antihéroe, tu meta es hacerlos creíbles. Dotarlos de todas esas características inherentes de un humano y así poder hacerlos saltar de la página cuando aparecen en escena.
Para que tu antihéroe sea creíble debes hacerle una historia de fondo creíble, no puedes hacer un personaje violento que odia a la humanidad y que beba mucho sólo porque sí.
¿Por qué es violento? ¿Era un mecanismo de defensa contra su padre maltratador?
¿Por qué odia a la humanidad? ¿Por qué es un alcohólico?
Piensa a través de sus acciones y pregúntate cuál seria una buena razón para justificar su comportamiento.
Las historias de fondo son fundamentales para cualquier personaje, ya que explican cómo surgió su actual personalidad. Y más importante incluso, ayuda a los lectores a simpatizar con él.
Un hombre hosco que llega matando a todo el mundo a diestra y siniestra es un personaje al que nos ataremos muy poco (por no decir nada), pero ¿qué tal si muestras una historia de fondo en la que nos demos cuenta de que él hace eso para vengarse de los hombres que secuestraron y torturaron a su pequeña hija?
Puedes hacer un asesino, un bebedor violento o un adicto a las apuestas, pero si les agregas los antecedentes correctos, la comprensión del lector y las elecciones que esperamos en las situaciones adecuadas, entonces tienes un buen personaje.
2. Tu antihéroe no quiere ser bueno, pero no puede evitar tener parches de bien
Estamos conscientes de que nuestro antihéroe no es un buen tipo ni quiere salvar el mundo, pero igual debe estar bien equilibrado entre buenas y malas acciones (aunque al final terminen siendo más las malas que las buenas). Debemos mantener esa delicada línea para no hacerle perder la credibilidad a nuestro personaje y lograr que nuestros lectores simpaticen con él y entiendan sus motivos, a pesar de que sea una persona mala y egoísta.
Es por eso que debemos darles parches de bien a nuestro antihéroe (esto resulta muy bien cuando el personaje está del lado del antagonista), aunque sea una cosa pequeña como salvar a un niño o un animal. No tiene que sacrificarse por la humanidad (a menos que eso es lo que tengas pensado), pero necesita ser bueno de alguna manera.
Si no tendrás dos villanos.
Puedes crear una escena en la que se vea obligado a hacer algo que vaya en contra de su naturaleza o sus valores morales (los cuales debe tener bien marcados y esto lo hablaremos en un punto más abajo), y tenga que inclinarse hacia el lado bueno.
También podemos hacer que ayude al protagonista, pero recuerda que siempre debe tener un motivo. Si nuestro antihéroe realiza una acción buena sin razón nuestros lectores notarán que está actuando fuera de lugar o que se convirtió de repente en un buen tipo.
Poco realista.
Con todo esto sólo queremos demostrar que aún hay esperanza de la redención de nuestro personaje.
3. Los lectores necesitan simpatizar con el antihéroe
Esto va aunado al punto anterior y es igual de importante. Tu antihéroe puede ser el tipo que mantiene los corazones de sus victimas en un congelador, pero que cuando habla es sumamente agradable y siempre tiene una línea ingeniosa para decir. Las cualidades agradables ayudan a los lectores a simpatizar con nuestros antihéroes (también sirve para los villanos); ellos quieren preocuparse por el personaje, pero necesitan una razón para hacerlo.
¿Cómo logramos hacerlo? Puedes hacerlos chistosos. Con esto no decimos que vas a hacerlo tonto e infantil, debes crearle un humor más maduro que se adapte a su personalidad.
Esto es porque estamos conscientes de que nos agradará más alguien que nos haga reír, ya sea con un sentido del humor negro. Hacer que tu antihéroe sea chistoso no es obligatorio, pero podría ser una buena carta para usar.
Otra forma es crear simpatía. Esto se aplica a cualquier personaje, no sólo al antihéroe. Hacer que los lectores sientan comprensión por el pasado del personaje (ya sea un padre ausente, una infancia difícil o abuso doméstico) es un buen truco para hacerlos agradables.
4. Conflicto interno
Esto es esencial y lo hará muchísimo más realista, pero antes de esto debes saber hacia qué lado se inclinará más tu antihéroe. Si se inclina más hacia los buenos, debes hacer que no esté seguro de cómo manejar la situación. En cambio, si se crea un descenso y tu personaje está dejándose llevar hacia el lado malo, debes explicar qué fue lo que no le permitió la redención.
Los conflictos internos crean suspenso, ya que nadie sabe qué pasará. ¿Tomará la decisión correcta? Pero ¿cuál es la correcta? Esto mantendrá las cosas interesantes y con mucha emoción.
Y aquí es donde entra la inclinación; mantenerse neutral ante un conflicto entre dos partes diferentes es muy difícil. El personaje siempre tiende a inclinarse hacia un lado, aunque intente por todos los medios mantenerse en el medio. Entonces ¿tu antihéroe será más malvado o más bueno?
De igual manera, debes tener bien marcados sus límites. Ese punto en que el antihéroe dice “no”, y si esa negación está dirigida hacia un acto malvado tienes que definir cuáles son los puntos que lo separan de los malos y por qué. ¿Qué nunca harían? ¿Matar a un bebé? ¿Robar a un lisiado?
Para esto también tienes que basarte en las tres cosas que los lectores no soportan que tu personaje haga, ni siquiera cuando es el villano. Entre estas están el abuso infantil y matar a un perro.
Entonces, cuando tengas todo esto listo, debes crear un buen arco de ellos, uno poderoso y con decisiones drásticas. ¿Será un ascenso o un descenso? ¿Finalmente conseguirá la redención o se dejará llevar por el lado malo? O mejor aún, ¿tendrá un fuerte descenso y luego la redención esperada, como Anakin Skywalker?
Los antihéroes son personajes muy buenos, aunque no todas las historias los necesitan y son algo difíciles de crear. Sin embargo, pueden ser sumamente útiles para una trama y crear giros inesperados. ¿Qué esperas para crear el tuyo? O mejorar el que ya tienes, en tal caso.
Puedes ayudarte más intentando adivinar cuál es el antihéroe en alguna película o serie que estés viendo, y fijarte en cuáles son sus acciones, características y cómo reaccionan ante diferentes conflictos.
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